Yo vivo tierra adentro
desde mi ventana no se ve el mar
solo campos yermos.
No hay olas
Y sin embargo
llegan sus gritos,
no apagados, no en susurros
llegan altos y claros
rompiendo contra mis tímpanos.
Los oigo
destrozando sus cuerpos contra las rocas.
Los oigo
rezando a un dios sordo, mudo y ciego.
Los oigo
corriendo por las playas, pidiendo auxilio.
Los oigo
escondiéndose de las balas.
Oigo
el ruido de sus estómagos vacíos.
Oigo
los gritos ahogados en sus resecas bocas.
Oigo
el miedo que asoma a sus ojos hundidos.
Yo vivo tierra adentro y los oigo.
Y tú, que vives a orillas del mar
¿Estás sordo?