Un tirante se desliza
suavemente por el hombro
marcando el camino
que han de recorrer tus labios.
El rubor sube a mis mejillas
al sentir tus ojos
pasearse a su antojo
por mis hombros.
Tus manos dibujan
en el aire las caricias,
mi piel, se inflama
al sentirlas.
Aún lejanas, las siento
abrasando el aire
que nos separa.
Rosa M.
No se puede ser más tórrida y sugerente.
ResponderEliminarHay caricias que no se borran de la piel así nos sobrepasen todos los años.
ResponderEliminarUn abrazo